Dolor crónico
Por lo general, el dolor es una sensación desagradable producida por el cerebro ante una situación que considera amenazante para nosotros.
En muchas ocasiones esa amenaza implica daño en nuestros tejidos, pero no siempre es necesaria una lesión en los tejidos para tener dolor. De hecho, cuanto más tiempo permanezca un dolor menos probable es que tenga que ver con los tejidos. Pero, ¿cómo es posible tener dolor y no tener ningún daño en los tejidos? Nuestra cultura, creencias, pensamientos, experiencias o emociones tienen una gran influencia sobre nuestro cerebro, el cual, como hemos dicho al principio, es el órgano encargado de generar dolor ante lo que él considera una amenaza. Por lo tanto, si el resultado de la información que llega al cerebro en forma de pensamientos, emociones, sonidos, olores, lesión en los tejidos y otros millones cosas, es considerado como amenazante, el cerebro responderá generando dolor.
Por supuesto hay que decir que este dolor es completamente real, no es ningún tipo de invención, y supone un calvario para las personas que lo padecen, generando trastornos del sueño, limitando su capacidad de movimiento, su vida social y relaciones personales y, en definitiva, provocando una fuerte pérdida de la calidad de vida.