Dolor crónico
El tratamiento del dolor crónico debe ser más individualizado si cabe que el resto de tratamientos ya que los síntomas en este tipo de procesos son muy distintos en cada paciente. Las limitaciones que suponen para cada persona su dolor crónico son muy variadas pero, en general, el tratamiento debe incluir:
Educación para el dolor
Se ha demostrado que explicar al paciente lo que le está ocurriendo y cómo el cuerpo produce el dolor, combinado con el ejercicio físico, ayuda a mejorar el dolor y la calidad de vida de los pacientes. Para ello recomendamos lecturas y explicamos nosotros mismos al paciente lo que está pasando en su cuerpo.
Promoción de la interacción social y hacer cosas que nos gusten
Es fundamental para conseguir que se produzcan cambios en el cerebro. No podemos dejar que el dolor domine nuestra vida.
Ejercicio físico
Ayudará a mejorar tanto la condición física como la mental. Debemos trabajar también movimientos básicos de la vida diaria que generan dolor o que están limitados en nuestros pacientes, de manera que gradualmente el paciente pueda realizar estas actividades sin dolor. La progresión debe ser lenta y segura, pero también constante. La perseverancia es clave para conseguir superar el dolor.
Terapia manual
Ayudará a reducir las disfunciones musculares presentes y a conseguir más movilidad, mejorando la kinesiofobia (miedo al movimiento) del paciente.
Disminuir los niveles de estrés
Además tenemos que contar con que, durante el tratamiento, vendrán momentos de bajón y recaídas que harán que el paciente pase unos cuantos días sin poderse mover de casa. Lo importante es saber que estos momentos aparecerán cada cierto tiempo y son normales. Simplemente hay que pasarlos sin venirse abajo y esperando a volver a estar bien en unos días para continuar con el tratamiento.